“La confianza llamó a la puerta, el miedo abrió
y fuera no había nadie.”
Desde que escribo la crónica tras
finalizar un partido, creo sin lugar a dudas, que esta es una de las más
difíciles. Difícil por la gran cantidad de ideas, sentimientos y pensamientos
que me vienen a la mente, así que intentaré ordenarlas.
Alguna de nuestras mayores virtudes,
se convirtió en un defecto, la humildad y la confianza. Nos confiamos, creíamos
que todo estaba hecho, y nada más lejos de la realidad, y digo bien “creíamos”.
En general, se luchó bastante, se peleó, pero tenemos que aprender, y hay que
hacerlo ya, que esto es un juego, y que como nos pasa a todos, hay veces que
vemos, y otras que no, veces que actuamos y otras que no, veces que acertamos,
y otras que no.
No me voy a ir por la tangente, y consciente de cuál es nuestra filosofía, de
comportamiento, de juego, diré que hay partidos perdidos en los que la actitud,
el comportamiento, son encomiables, y solo el resultado no acompaña a una
excelente actuación. Pero ayer fue uno de esos partidos, que no le gusta a
nadie. Pero como digo no me arrugo, y también el mío no fue el ideal, ni lo que
espero de mí mismo.
Dicho esto, los únicos que no
disfrutaron de su momento fueron Sergio, Ignacio, Dolores y Álvaro. No
disfrutaron porque este partido era ideal para ellos, para coger confianza,
para disfrutar, y en el caso de Sergio para ser capitán.
Del partido, muy feo, poco juego,
agarrones, faltas, muy trabado. Nosotros en ningún momento encadenamos más de
tres pases seguidos, y a diferencia de otros partidos, eso fue fundamental. Nos
hizo sufrir, sin ideas, sin juego. Pero la suerte, que otras veces no tenemos,
se alió con nosotros y un resultado 2-3, creo que justo, pero no merecido.
De todo se aprende, y el de ayer
es para aprender, pensar y sacar conclusiones. Nos esperan varios partidos, muy
difíciles, en los que para disfrutar, vamos a tener primero que entrenar no
más, pero sí mejor. Para crecer hay que caerse, pero es más importante
levantarse, conscientes por supuesto de nuestras posibilidades, de equipo y de
entrenador.
Así que me permito una licencia,
de una reflexión. Ni exijo, ni me exige jugar bien, ni ganar, ni nada. Solo que
os divirtáis con el deporte, que paséis un rato agradable de integración y
convivencia, y unas pautas mínimas de comportamiento y educación, al menos eso
creo.
Pero soy optimista. Se dice que
un pesimista es un optimista bien informado, y como estoy bien informado por un
partido, no vamos a manchar una excelente temporada, donde asisten al
entrenamiento entre un 80 – 90 % de los chavales, donde se ha creado un grupo
de niños y niñas muy especial. Para mí, jugar bien o mal es lo que menos me
importa, y ganar o perder menos, si estamos contentos, si estamos unidos, si
estamos a gusto, esa será la mejor recompensa.
Por consiguiente, miramos hacia
adelante, y a pensar en mañana, en el entrenamiento, en el día a día, que al
final será con lo único con lo que nos quedaremos, con la convivencia.
Ramón García (No el presentador).
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